«Tengo 40 días lejos de ti y no paro de pensar en lo que haré cuando salga de aquí.”
Hoy en el diario han dicho que ya superamos en muertos a Italia y que en pocos días se va a alcanzar un nuevo colapso en la sanidad (otro más).
Hoy, como cada día a las 20:00, he salido a aplaudir. Y como de costumbre, se me ha erizado la piel con los aplausos. Pero hoy ha habido un balcón de más sin aplausos. Faltaba Rosa, la mujer del 3º 4º. Dice mi madre que lo ha cogido.
Y entonces, hoy a las 20:15, me he derrumbado. Y de repente, todas las noticias, todos los colapsos sanitarios, todas las muertes, todo… han cobrado vida en Rosa. Porque hoy, la ausencia de Rosa, me ha permitido llorar por todas las ausencias.
Pero a las 21:00 he llamado a mis abuelos y los he visto felices. Dicen que están muy contentos con su rutina de cuarentena, que hasta hacen un poquito de ejercicio en la bici cada día. Que hoy han hablado con todos sus nietos y que el más pequeño les ha enseñado como hacer helado en la máquina que le regalaron para navidad y el que casi ya es padre les ha explicado como sin querer ha roto la cámara, que también le regalaron para navidad.
Así que hoy, a las 21:30, cuando les he colgado, he sido feliz.
Y ahora vamos a hacer video llamada tu y yo, y cuando te vea la carita pensaré por 50º vez en el día que ojalá tuviera un globo para cruzar la ciudad y darte un beso de buenas noches.
Pero ya son las 22:30 y tenemos que colgar, así que buenas noches mi amor.
Tenemos suerte de poder seguir haciéndonos felices, aunque sea a distancia. Si algo nos va a enseñar esto, es que al amor en tiempos de pandemia, no lo para nadie.